La transformación cultural va de transformar la cultura (de una empresa, colectivo, país, etc.), no las personas. Una perogrullada, cierto. Pero es que no hago más que oír eso de “esto va de personas”. Déjame explicarte por qué no es cierto y además por qué te interesa entender la diferencia si lo que estás buscando es mejorar los resultados de tu empresa.
El poder de una cultura.
Te lo cuento con una historia real. En 2019 estuve 30 días recorriendo Canadá. Un enorme país donde su entorno natural es uno de sus mayores patrimonios. No en vano tiene mucho turismo de naturaleza.
Resulta que en esos 30 días había gran afluencia de viajeros y turistas de todo el mundo.
Me llamó la atención poderosamente un hecho: no había ni un papel en la naturaleza. Ya podía estar la zona plagada de turistas que no había nada en el suelo. Todo limpio. Impecable. ¿Cómo era posible que tanta gente no ensuciara nada?
Seguidamente puse el foco en la persona. ¿Qué hará cada una de estas personas cuando no esté en Canadá sino en su país de origen? Y al ver cómo lucen sus países de origen, obtuve la respuesta; muchas de ellas tirar la bolsa, la botella de plástico o la colilla al suelo.
Luego recordé otra anécdota. Estando con mi cuñada (holandesa) en un AVE (tren español de alta velocidad) echó un rapapolvo a unos chicos que se bajaban de estación si recoger sus desperdicios de su mesa. Es poco frecuente que un español les dijera algo. Pero ella venía de otra cultura. Con el tiempo viniendo a España ha desistido en su impulso de educar a los españoles 😁. Y fue ahí donde tomé de nuevo consciencia del poder de la cultura. Ella acabó integrándose en nuestra cultura, sintiendo su poder.
El poder de una cultura sobrepasa al de las personas.
Las personas son las mismas. Lo que cambia es el entorno (país, grupo de amigos, empresa) en el que están. O sea, lo que cambia es la cultura en la que se encuentran. Y en función de en qué cultura se encuentren, reaccionan de una manera u otra. Es nuestro instinto de supervivencia el que nos impulsa a adaptarnos al entorno, a la cultura.
¿Quieres otra prueba? Mira este vídeo de un experimento social.
Si quieres resultados distintos cambia la cultura de tu empresa, no a las personas.
Vivimos en la era del “buenismo” y el “populismo” organizacional, donde se cree que el empleado es lo primero, por delante del cliente (en otro artículo te hablo sobre esto). Se hace todo lo posible por satisfacer los deseos y necesidades del empleado, llegando al sobreproteccionismo (muy propio de la cultura latina). Creando empleados inmaduros, incapaces de asumir sus propias responsabilidades, esperando que la empresa me de lo que necesito, en lugar de proporcionármelo yo solito. Culpabilizando de mi infelicidad al clima laboral y al estilo de liderazgo de mi jefe.
Buscamos adaptar la cultura de la empresa a cada empleado o llegar a un punto medio. Cuando debería ser al revés.
La transformación cultural para mejorar nuestros resultados
¿Y entonces que hacemos si queremos resultados distintos?
Te lo voy a resumir muy esquemáticamente:
- 1º – Transforma la cultura de tu empresa hacia aquella que te lleve a los resultados deseados.
- 2º – Asegúrate de que se cree una selección natural:
- A los que les encaje la nueva cultura, que se queden.
- A los que no les encaje, que se vayan.
Retener a alguien en un entorno que no es el suyo no beneficia ni a la empresa ni al trabajador.
Grábate esto a fuego, te evitará muchos disgustos.
Imagínate que a una rana un día le sacan de su charca y le ponen en una pradera. Sus nuevos amigos le animan a que se quede a vivir allí. Hay verde hierba, fértil tierra, rocas que dan cobijo, gusanos riquísimos, puede tomar el sol y beber el agua de lluvia que queda en el césped.
Es posible que la rana pueda sobrevivir en ese entorno, pero lo que no podrá es desarrollarse plenamente como rana. Está fuera de su elemento, la charca. Ayuda a tus empleados a que ellos mismos vean si encajan o no. Si son de charca o de pradera.
Aún hoy en día la mayoría de empleadores siguen queriendo retener a ranas en praderas, sin saber que esto no beneficia a nadie. Dejar que las ranas se vayan a las charcas es ayudar a ellas y a tu empresa. Y todo empieza por una buena selección de tu equipo por cultura y valores, como explico en este artículo.
La cultura va primero. Porque poniendo a la cultura primero de verdad, las personas están primero, de verdad.
Así que si quieres resultados distintos, por ejemplo limpieza y cuidado del medioambiente como en Canadá, transforma tu cultura hacia una que produzca esos resultados. Pero no quieras cambiar a cada ciudadano (empleado). Muchos visitantes de Canadá al regresar a su países volverán a tirar desperdicios en su naturaleza. Canadá no les cambió. Sencillamente ellos vieron una cultura clara y supieron que debían integrarse en ella mientras allí estuvieran. En la empresa se trata de conseguir lo mismo. Y se puede.
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