Vamos a toda hostia haciendo nada

Vamos a toda hostia haciendo nada

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“Vamos a toda hostia haciendo nada”. Escuché esta frase a Mamen Perera cuando era CEO de Axel Springer España, en relación a una persona de su equipo que así le describía la situación de esa empresa en aquel entonces (hace ya unos años). El cómo Mamen (junto a su equipo) dio la vuelta a esa situación y realizó una auténtica transformación personal y de la compañía es otra historia que podrás escuchar directamente de ella en una oportunidad única si te inscribes aquí.

Ayer salí de la sesión de trabajo con un maravilloso cliente con mucha historia y me vinieron a la mente algunas reflexiones y esa poderosa frase. Resulta que el cliente en su feedback final mostró su satisfacción por lo que llevamos de proyecto, a pesar de haber realizado comentarios como “eso ya lo sabíamos pero nos ha servido para reforzar algunos conceptos o ideas” o “muchas cosas ya las sabíamos pero otras no como…”.

Y esas cosas que no sabían o mejor dicho que no sentían, que no eran conscientes eran cosas “tan banales” como que el éxito, la felicidad y la sostenibilidad de su negocio depende de que pongan a sus usuarios finales como los primeros en importancia de la cadena de valor. O que el cliente no es el rey, y por lo tanto no hay que darle lo que quiere sino lo que necesita. O que la innovación tecnológica sin sentido les puede llevar a la ruina empresarial. O…. Casi nada.
Pero es que resulta que las cosas que ya sabían no terminaban de ponerlas en acción o no estaban dando los resultados esperados. ¿Y sabes por qué?
Porque no es lo mismo saber o conocer que sentir y ser altamente conscientes de lo que significan y lo que implican esos conceptos e ideas.

Las empresas necesitan sentir y tomar consciencia, más que hacer y conocer metodologías, técnicas o herramientas.

¿Y sabes qué? Que esto les pasa a TODAS las empresas. Siento decirte que “tu empresa no es especial” y “vuestro sector no es especial”. Por cierto, otra frase que apareció en las sesiones que llevamos.

Tras unos cuantos años trabajando con equipos directivos y facilitando transformaciones de organizaciones he llegado a la conclusión de que hay 3 cosas donde necesitas focalizar tu consciencia empresarial:

PROPÓSITO

Pero ¿cómo vamos a dar importancia al Propósito, a descubrir nuestro auténtico propósito, a sentir y ser conscientes de lo que implica ese gran propósito? Verás el propósito responde a la pregunta ¿para qué existe tu empresa? Y sirve para acotar el campo de desarrollo de vuestros productos y servicios, entre otras cosas. Es decir, os ayuda a saber qué cosas lanzar o no al mercado (luego llegan los valores que os ayudan a definir el ¿cómo? deben ser esas cosas que lancéis al mercado). Te lo explico con un ejemplo: el propósito de un cliente nuestro era “proveer de sistemas de comunicaciones en los hospitales”. Tras un proyecto de innovación transformadora, su propósito se pudo redefinir como “mejorar la calidad de vida de las personas en los hospitales”. ¿Ves la diferencia? ¿Con cuál te sientes más motivado a levantarte cada mañana a ir a trabajar? En el primer caso tenemos un propósito redactado desde el enfoque ingenieril y de producto (los socios son ingenieros “practicantes”). En el segundo caso tenemos uno donde incluimos para quiénes existimos, que por cierto no es para nuestros accionistas ;-). Y además los productos o servicios del segundo propósito aun estando acotados (ámbito hospitalario) son más amplios, ya que puedo ofrecer una excelente comunicación, o un confort acústico o humor o aromaterapia o entretenimiento, etc., etc.
Sin embargo como parece difícil ver el ROI de invertir en trabajar el propósito, y mucho más ver un beneficio en el corto plazo, pues no le dedicamos tiempo (más allá de una mañana el equipo directivo). Y mucho menos el dinero de contratar a alguien que sepa acompañar en el descubrimiento del propósito de tu empresa. Así nos va, “a toda hostia haciendo nada”.

LIDERAZGO

El liderazgo, esa cualidad de hacer que las cosas pasen, de guiar, de empoderar. En una situación ideal (utópica diría yo) cada persona de una compañía estaríamos autoliderados y podríamos funcionar de manera 100% autónoma. Pero resulta que por muy empoderados que estemos, a día de hoy necesitamos líderes, buenos líderes y especialmente en los tiempos de cambio o cambio de tiempos, necesitamos líderes para el cambio, o sea, líderes innovadores. Si recuerdas la curva de adopción de la innovación (o cambio), no todos estamos en el mismo punto o “nivel” respecto a los cambios, por lo que aun autoliderándonos necesitamos de otros si lo que queremos es tener visión holística y visión de futuro. Esos otros son los líderes innovadores, que llevarán a las empresas a ser líderes y no simplemente a ser número uno en ventas, que son dos cosas distintas.
La clave aquí está en detectar a estos líderes en las empresas, para crear un equipo tractor de innovación (o transformación, o cambio, o intraemprendimiento o como quieras llamarlo), y a su vez en conseguir que los directivos sean este tipo de líderes. De lo contrario tendremos un caballo con toda su potencia, pero sin cabeza. O sea, iremos “a toda hostia haciendo nada”.

CULTURA

Este es otro clásico, pero con la cultura me pasa algo muy curioso. La cultura responde a las preguntas como ¿Quiénes y cómo somos? ¿A quiénes cuidamos? ¿Para quiénes existimos? ¿A qué damos importancia (nuestros valores)? Resulta que en mi empresa empezamos proyectos con clientes con la excusa de trabajar su estrategia (proyecto Re-Vision) o la excusa de la innovación (proyecto ADN Innovador) y tras las primeras sesiones el equipo directivo del cliente, de manera individual llegan a la coincidencia de que lo que les frena llegar a sus metas y lo que deben de diagnosticar, transformar y desarrollar es su cultura empresarial. Sin excepción, al día de hoy no ha habido empresa que no haya obtenido este poderoso insight. Y digo poderoso porque aceptar esto es aceptar que el poder de conseguir el éxito, la felicidad y la sostenibilidad de sus empresas no dependen exclusivamente de legisladores o de macroeconomía, si no de uno mismo. Ya podían entender esto los taxistas, ¿verdad? Bueno, sigo que me despisto. Este insight es poderoso porque te pone en acción para construir el futuro que deseas para ti y tu empresa.
Por el contrario, sobre todo últimamente, me encuentro que esas mismas empresas no han invertido ni un euro en transformación de su cultura, pero que se encuentran inmersas, con altas inversiones, en su transformación digital. Y que como mucho están haciendo talleres de design thinking, agile o lean startup. Paradojas de la vida, siguen “a toda hostia haciendo nada”.

 

PROPÓSITO, LIDERAZGO y CULTURA. Pero no un propósito, un liderazgo y una cultura cualesquiera. Un propósito centrado en los usuarios finales, un liderazgo innovador y una cultura auténtica.

Los 3 principios del movimiento Honest Strategy.

¿Quieres contribuir a que las empresas dejen de ir a toda hostia haciendo nada? Únete al movimiento Honest Strategy, te esperamos. Para todo lo demás, puedes seguir haciendo lo mismo.

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